Pedacitos de rutina, pedacitos de mi vida.

viernes, 25 de septiembre de 2015

¿Dónde están?

Era demasiado bueno para ser verdad.
Demasiado diría yo.
En un pueblo tan chico como este, querido desconocido, abundan historias inverosímiles que "usted no está para saberlo ni yo para contarlo" sin embargo, reunidos como estamos, sin nadie que nos moleste con actitudes grotescas o comentarios desorientados, es necesario que le cuente la verdad. No vendrán, así como lo está oyendo, sin interjecciones ni adjetivos prominentes, se lo digo con toda la decepción del mundo: No vendrán.

El corazón se me salió quien sabe donde y ahora no lo encuentro, vaya a usted a saber si fue a buscarlos. Tantas preguntas que había que hacerles, se quedaron en el mismo desván de la duda, tantos elogios no pronunciados, se los llevó ese órgano que desconozco a dónde fue, se lo juro por los ausentes, que no se cómo le estoy contando esto, sin palabras que lo describan y sin esa entraña que me daba vida. No me vea así que no le estoy mintiendo, esto no es un discurso del parto de los montes.
Castillos en el aire I, 1981. Fernando del Paso.
Mejor me voy a otro lado, a una librería o a la capital a ver si los hallo a los tres.
¿Quiere acompañarme?



domingo, 1 de marzo de 2015

Pensamientito 1.2

Doña Perfección se ha equivocado, ríe desconsolada, las damas que se respetan no lloran, sonríen, muestran sus dientes, blanquitos, blanquitos como pretende ser su alma, el error se encuentra en los demás, en ella no, dice levantando -como si fuera natural en todas las personas perfectas- el meñique de la mano derecha.  Dedos de turquesa, cara de lino viejo, labial color pitaya: sonrisa perfecta.
Grita, como si su única misión fuera quebrar vidrios, tono bajito, bajito como las opiniones de una mujer decente ante la sociedad. Candilito de la calle, farolito sin canción, ríe, ríe más fuerte, un poco más, que al cabo nadie te va a escuchar.
La veo sonreír detrás de su ventana esperando a que la perfección cruce el umbral que ella tanto ha anhelado siempre. Su error. Sentada y sonriendo.Como todos los días.

domingo, 25 de enero de 2015

De abadías y tareas

Para muchos los domingos son horribles, siendo estos  la antesala al fastidioso lunes. Domingo: “el pobrecito día de la semana que no pudo ni podrá  ser querido por la gente” deberían decir los calendarios, las agendas, de boca en boca, las señoras en misa, los niños jugando, los fantasmas lamentando y los mortales olvidar ese odio indescifrable del domingo. Mi domingo huele a familia con un toque de recuerdos y tareas por hacer en las noches. El recuerdo por ese pedacito de alma que se te perdió quién sabe dónde, que lo sueñas, lo imaginas pero no está contigo, como lo quisieras encontrar en este momento y la verdad inefable de que cualquier alumno que se respeta (mejor dicho al que se le olvida todo), hace las tareas el domingo por la noche.
Sentada viendo la computadora, primero, empecé a buscar páginas relacionadas con la sustentabilidad y la literatura, después recordé los bosques y las caminatas que hacen algunos personajes de Jane Austen en sus libros; Marianne y la fiel lluvia que la acompaña en cada caminata que daba, Elizabeth Bennet caminando hasta Netherfield en busca de su hermana o Catherine, esa mujer con gran imaginación. ..

“Nadie que hubiera conocido a Catherine Morland en su infancia habría imaginado que el destino le reservaba un papel de heroína de novela. Ni su posición social ni el carácter de sus padres, ni siquiera la personalidad de la niña, favorecían tal suposición” (La abadía de Northanger, Jane Austen)


Evoco a esta última en estos momentos para que me ayude en mi suplicio semanal. Las analogías de este día me llevaron a recordar lo mucho que me gustan las heroínas de esta escritora y que, por supuesto, tengo tarea que necesita de mi atención, quizá Caty no estaba tan equivocada al relacionar la vida real con las novelas, al fin y al cabo ¿Qué es la realidad? ¿El reloj diciéndome que ya es tarde? ¿o el fantasmita que me dice que todavía la noche es joven? mejor le cambiaré el lema al domingo: el día que en que se hacen muchas analogías.

lunes, 19 de enero de 2015

Pensamientito

Últimamente, mi cabeza olvida muchas cosas importantes.
No la pierdo a ella, puesto que hemos estado juntas desde que nací, somos inseparables, aunque a veces no recuerdo que está arriba de mí, quizá, ella en un estado de desesperación ante tal suceso, viaja a otro mundo, en otra vida que le gusta más que la vive conmigo, imaginándose a un cuerpo que es inteligente y no es distraída. Le gustan las utopías, igual que a mí, por eso no nos llevamos tan mal y recordamos las cosas hasta al último o perdemos dos cosas al día, lo normal entre mi mente y yo.
Pero ahora, los demás pueden decirme a su conveniencia o como el momento lo indique, distraída, olvidadiza, idiota o burlarse en mi cara y lo aceptaría sin reproches.
Porque lo olvidaría.